lunes, 31 de agosto de 2009

6:30 sonó el radio-despertador. Apretó el boton "snooze" que le permitiría dormitar por 10 minutos más antes de empezar la faena. Se dío la vuelta y haciendoce un bollito mientras movía los piecitos para sentir la suavidad de las sábanas, siguió durmiendo. 6:40 se encendió la radio nuevamente dejando escuchar la voz de un periodista que daba malas noticias. Mientras se ponía de pie pensaba en lo fastidioza de la noticia y lo lastimoso que era que las personas anduvieramos tan locas por la calle. Apagó la radio. Se dirigió a la cocina y encendió la otra radio que tenía al lado del tostador. Abrió la heladera y sacó pan, leche y puso a calentar el agua. Buscó el celular para ponerlo a cargar y pudo ver que ya tenía dos mensajes de texto. 1 era del trabajo y el otro de un compañero tambien del trabajo que le pedía que no se olvidase de devolverle el libro que le había prestado. Pensó que era un idiota porque no se lo había prestado hace tanto y ni tiempo de leerlo había tenido, así que mejor devolverselo para que no siguiera molestandola con su devolucion. Se preparo el desayuno con café y tostadas y lo comío mecanicamente mientras la radio daba más malas noticias y auguraba un pésimo día de lluvia. Miró por la ventana y efectivamente ya había empezado a llover. Era un espantoso día de otoño, gris, húmedo y triste. Se veía a la gente en la calle disputandose los paraguas con el viento y un tránsito pesado lleno de taxis. Murmuró una blasfemia, porque el auto estaba en el taller hace 2 semanas y todavía la tenían con vueltas. "mañana llega el repuesto" era lo que le venían diciendo desde el primer día. Ahora tendría que luchar contra toda la ciudad por un taxi roñoso y con el tráfico que se veía seguramente llegaría tarde. Ya se imaginaba la cara de su jefe regañandola.
Se duchó y una vez fuera de la ducha se pintó, cambió y salió a la calle. Abrió el paraguas y con el primer paso fuera del departamento piso una baldosa suelta que alvergaba debajo un escupitajo de agua negra que le fue eyaculada en la otra pierna. Pensó en volver y cambiarse, pero ya era bastante tarde como para perder más tiempo.